Las tecnologías ecológicas existentes se pueden agrupar en tres categorías principales:
• Los procesos y materiales que reducen los efectos nocivos para el medio ambiente de actividades concretas sin por ello modificar de modo radical el proceso original.
Ejemplos: la desulfuración de los gases de la combustión, los convertidores catalíticos de los automóviles y el tratamiento y eliminación de toxicidad del agua.
• Las modificaciones a procesos de actividades existentes para eliminar o reducir a un mínimo su repercusión en el medio ambiente. Ejemplos: conservación de combustibles, recuperación de calor sobrante y tecnologías de cogeneración en el sector de la energía, y medición avanzada, control y tecnologías computarizadas en otros sectores (por ejemplo el de productos químicos) para reducir los subproductos no deseados y lograr procesos menos contaminantes que aprovechen mejor la energía.
• Las tecnologías intrínsecamente racionales desde el punto de vista ambiental, como la energía solar y varias tecnologías para procesos (por ejemplo la separación por membranas) de aplicación en la industria química y en biotecnología.
En términos generales, las tecnologías ecológicas de las dos primeras categorías se han desarrollado más rápidamente y se han aplicado de manera más generalizada que las tecnologías de la tercera categoría. La razón principal de ello es económica: estas tecnologías ecológicas, principalmente las de la primera categoría (es decir, las soluciones “de etapa final” típicas), por lo general suponen tan sólo cambios marginales o adiciones a equipos existentes, mientras que la evolución a las tecnologías de la tercera categoría exige grandes inversiones y otros gastos.
• Los procesos y materiales que reducen los efectos nocivos para el medio ambiente de actividades concretas sin por ello modificar de modo radical el proceso original.
Ejemplos: la desulfuración de los gases de la combustión, los convertidores catalíticos de los automóviles y el tratamiento y eliminación de toxicidad del agua.
• Las modificaciones a procesos de actividades existentes para eliminar o reducir a un mínimo su repercusión en el medio ambiente. Ejemplos: conservación de combustibles, recuperación de calor sobrante y tecnologías de cogeneración en el sector de la energía, y medición avanzada, control y tecnologías computarizadas en otros sectores (por ejemplo el de productos químicos) para reducir los subproductos no deseados y lograr procesos menos contaminantes que aprovechen mejor la energía.
• Las tecnologías intrínsecamente racionales desde el punto de vista ambiental, como la energía solar y varias tecnologías para procesos (por ejemplo la separación por membranas) de aplicación en la industria química y en biotecnología.
En términos generales, las tecnologías ecológicas de las dos primeras categorías se han desarrollado más rápidamente y se han aplicado de manera más generalizada que las tecnologías de la tercera categoría. La razón principal de ello es económica: estas tecnologías ecológicas, principalmente las de la primera categoría (es decir, las soluciones “de etapa final” típicas), por lo general suponen tan sólo cambios marginales o adiciones a equipos existentes, mientras que la evolución a las tecnologías de la tercera categoría exige grandes inversiones y otros gastos.
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